Autoestima no es inflar globos
Hola cariño, soy papá Últimamente escucho mucho eso de: “Dile al niño que puede lograrlo todo.” “Hazle creer que no hay límites.” Y suena bonito. Motivador. Casi mágico. Pero no funciona. Porque la vida no es un escenario preparado para ti. Ni todas las metas se alcanzan con solo desearlo. Y cuando a un niño le repiten que puede con todo, pero luego la realidad le frena, lo que se rompe no es solo su ilusión. Se rompe él. Por eso, en casa, prefiero otra cosa: No te digo que puedes con todo. Te digo que lo intentes. Que lo intentes de verdad. Con cabeza, con corazón. Y que aprendas también cuando no salga. No quiero inflarte como un globo para que subas, y luego explotes en cuanto roces una esquina. Prefiero que seas una piedra pulida: que ha aguantado golpes, y ha aprendido a rodar. Una autoestima sana no nace de creer que siempre vas a ganar. Nace de saber que puedes resistir y volver a intentarlo cuando pierdas. Autoestima no es creerte invencible. Es mirarte al espejo, después de fallar, y seguir teniendo respeto por ti. Te quiero hijo. Por siempre.